miércoles, 15 de mayo de 2013

El gran oso pardo


 

El sobrecogedor oso pardo vive en los bosques y montañas septentrionales de Norteamérica, Europa y Asia. Es la especie de oso más extendida del planeta.
Estos gigantes omnívoros suelen ser solitarios, a excepción de las hembras y sus oseznos, aunque en ocasiones sí se reúnen. Estos espectaculares encuentros pueden presenciarse en los mejores puntos de pesca de Alaska, cuando el salmón remonta el río para el desove estival. En esta época, docenas de osos pueden reunirse para atiborrarse de este pescado, acumulando grasas que les sustentarán durante el duro invierno que les espera. En otoño, un oso pardo puede comer hasta 40 kilogramos de comida al día, y antes de hibernar puede pesar el doble que en primavera.
Los osos pardos cavan oseras para hibernar en invierno, a menudo en pendientes de colinas propicias. Las osas se cobijan durante el embarazo y paren en este reposo invernal, normalmente un par de oseznos. Las crías de oso pardo se alimentan de leche materna durante la primavera y permanecen con su madre alrededor de dos años y medio, por lo que las hembras solo se reproducen cada tres años.
Los osos pardos adultos son poderosos depredadores que ocupan la cima de la cadena alimenticia, aunque gran parte de su dieta se compone de frutos secos, bayas, fruta, hojas y raíces. También se alimentan de otros animales, como roedores y alces.
Los osos pardos más grandes del mundo se encuentran en las costas de la Columbia Británica y Alaska, y también en algunas islas, como Kodiak.
A pesar de su enorme tamaño, los osos pardos son muy veloces, y se sabe que pueden alcanzar los 50 kilómetros por hora. Pueden ser peligrosos para los humanos, en especial si se les sorprende o si una persona se pone entre una osa y sus crías.

A nivel general se encuentra en una situación vulnerable con extinciones parciales en toda su distribución coincidiendo con las zonas más humanizadas con las subespecies en más alto riesgo de extinción.
Las amenazas a las que se enfrentan son variadas: cambio climático, destrucción del hábitat, caza furtiva, caza accidental (con lazos), aumento de presión sobre el hábitat, etcétera.


 

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