miércoles, 15 de mayo de 2013

El jaguar, el gran felino de América

El jaguar es un felino que despierta muchas pasiones entre las personas por su belleza y fortaleza, pero desgraciadamente esto no lo convierte en inmune a las amenazas a sí mismo y a su medio ambiente.
Aunque actualmente no está amenazado de manera global según la IUCN, aunque sí que está próximo a la vulnerabilidad, si concretamos un poco más vemos que en cada uno de sus países de manera individualizada sí que tiene muchos problemas, y en algunos de ellos incluso está en peligro de extinción, o ya ha desaparecido.
Por todo esto no hay que quedarse esperando y hay que actuar ya, como se está haciendo en la inmensa mayoría de las áreas donde se le puede encontrar.

Importancia de la conservación del Jaguar

Entre otras muchas cosas, el jaguar tiene unas características que lo hacen único y digno de protección, y es que cada especie es única.
Para empezar, el jaguar es el felino más grande de América, y el único representante del género Panthera allí (Nowell y Jackson 1996); además es la tercera especie de felino más grande del mundo y es el mayor depredador en las zonas selváticas donde habita junto al caimán.
Estas son razones de peso para conservar el jaguar, pero hay más.

Situación del Jaguar

En las civilizaciones precolombinas de México, Guatemala y Perú, el jaguar era venerado como una criatura divina. Pero el respeto hacia este animal se perdió cuando empezó a ser cazado por su piel. En los 60 particularmente hubo una disminución significativa de ejemplares, con más de 15000 pieles de jaguar sacadas de la Amazonía brasileña anualmente, por lo que la Convención sobre en Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES) en 1973 consiguió una brusca disminución del comercio con sus restricciones. Actualmente el comercio internacional de jaguar o de sus partes está totalmente prohibido.
Aun así hoy en día, la caza por su piel sigue siendo una amenaza. Y aunque estén bajo protección en los países Sudamericanos, siguen muriendo jaguares a manos de los rifles de los ganaderos. En algunos sitios, como por ejemplo en Guyana Francesa, todavía se sigue permitiendo la caza del jaguar.
La especie ha perdido el 37 % de su rango histórico, y su condición es desconocida en un 18 % del territorio adicional.
Debido al difícil acceso de algunas de las zonas que habita, y a sus hábitos nocturnos, muchas veces estimar la cantidad de jaguares es difícil.
 

El gran oso pardo


 

El sobrecogedor oso pardo vive en los bosques y montañas septentrionales de Norteamérica, Europa y Asia. Es la especie de oso más extendida del planeta.
Estos gigantes omnívoros suelen ser solitarios, a excepción de las hembras y sus oseznos, aunque en ocasiones sí se reúnen. Estos espectaculares encuentros pueden presenciarse en los mejores puntos de pesca de Alaska, cuando el salmón remonta el río para el desove estival. En esta época, docenas de osos pueden reunirse para atiborrarse de este pescado, acumulando grasas que les sustentarán durante el duro invierno que les espera. En otoño, un oso pardo puede comer hasta 40 kilogramos de comida al día, y antes de hibernar puede pesar el doble que en primavera.
Los osos pardos cavan oseras para hibernar en invierno, a menudo en pendientes de colinas propicias. Las osas se cobijan durante el embarazo y paren en este reposo invernal, normalmente un par de oseznos. Las crías de oso pardo se alimentan de leche materna durante la primavera y permanecen con su madre alrededor de dos años y medio, por lo que las hembras solo se reproducen cada tres años.
Los osos pardos adultos son poderosos depredadores que ocupan la cima de la cadena alimenticia, aunque gran parte de su dieta se compone de frutos secos, bayas, fruta, hojas y raíces. También se alimentan de otros animales, como roedores y alces.
Los osos pardos más grandes del mundo se encuentran en las costas de la Columbia Británica y Alaska, y también en algunas islas, como Kodiak.
A pesar de su enorme tamaño, los osos pardos son muy veloces, y se sabe que pueden alcanzar los 50 kilómetros por hora. Pueden ser peligrosos para los humanos, en especial si se les sorprende o si una persona se pone entre una osa y sus crías.

A nivel general se encuentra en una situación vulnerable con extinciones parciales en toda su distribución coincidiendo con las zonas más humanizadas con las subespecies en más alto riesgo de extinción.
Las amenazas a las que se enfrentan son variadas: cambio climático, destrucción del hábitat, caza furtiva, caza accidental (con lazos), aumento de presión sobre el hábitat, etcétera.


 

Ave amenazada: Águila calva


El águila calva, conocida por su cola y cabeza de plumas blancas (que no calva), es la orgullosa ave símbolo nacional de Estados Unidos, aunque estuvo al borde de la extinción en ese país. Durante muchas décadas, las águilas calvas fueron cazadas por deporte y para «proteger» las zonas de pesca. Los pesticidas como el DDT también causaron estragos entre las águilas y otras aves. Estos productos químicos se depositan en los peces, que forman la mayor parte de la dieta del águila. Debilitan los cascarones de sus huevos y limitan gravemente su capacidad para reproducirse. Desde la severa restricción del uso de DDT en 1972, la población de águilas ha resurgido notablemente, a lo que también han contribuido los programas de reintroducción. El resultado es un triunfo de la vida silvestre. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos ha recalificado su situación, que ha pasado de especie en peligro a amenazada.

Aunque su población ha crecido en gran parte de su territorio, las águilas calvas siguen siendo más abundantes en Alaska y Canadá. Estas poderosas aves rapaces usan los talones para pescar, aunque muchas veces se alimentan de carroña o robando las presas de otros animales. (Esta conducta ladrona motivó la memorable oposición de Ben Franklin a la designación del ave como símbolo nacional de Estados Unidos.) Viven cerca del agua, especialmente en costas y lagos, donde la pesca es abundante, aunque también cazan y comen pequeños mamíferos.


Comparación de tamaño en
relación a un humano de 2 m.
Se cree que las águilas calvas se emparejan de por vida. La pareja construye en lo alto un enorme nido de palos, que se encuentra entre los más grandes de todas las aves. Suelen poner dos huevos al año. Los aguiluchos son oscuros y hasta más o menos los cinco años de edad no presentan las características marcas blancas que distinguen tan claramente a sus progenitores. Las águilas jóvenes recorren grandes distancias. Se han avistado aves de Florida en Míchigan, y se sabe que águilas de California han volado hasta Alaska.







Zamacuca, plnata en extinción.

Descripción

Geófito. Planta herbácea. Tubérculo subgloboso, las raíces parten de la zona apical. Hojas anchamente oblongas, pecioladas, pecíolo alado, márgenes ondulados. Inflorescencia en espádice, pedúnculo de hasta 16 cm. Espata exteriormente verdosa e interiormente verdosa a pardo-purpúrea, de hasta 27 cm, tubo soldado, de hasta 4 cm de longitud, limbo linear-lanceolado. Espádice menor que la espata, de verdoso a rojizo. Flores estériles filiformes. Estilo de hasta 1,6 mm de longitud. Frutos bacciformes, blanquecinos a rosados, hipogeos. Semillas 5-6 x 4,5-5,5 mm, reticuladas.

Dónde habita

Vive en suelos arcillosos nitrificados dentro del piso termomediterráneo con ombrótipo semiárido.
Habita en el Mediterráneo occidental, distribuido puntualmente en el sudoeste de Francia, Cerdeña, Argelia, sudoeste de la Península Ibérica, donde se encuentran las mayores poblaciones.

Conservación

La población es conocida desde 1999. Se calculó que contenía unos 1000 individuos. En la primavera del año 2000 se roturaron terrenos abandonados para el establecimiento de un cultivo intensivo que provocó el desarraigo de numerosos ejemplares, se logró rescatar unos 100 individuos. Actualmente es posible que no queden más de 200. Son necesarios estudios tendentes a conocer la biología de la especie para poder cultivarla y reproducirla ex situ. Como primera medida debería vallarse la porción de unos 500 m2 donde se encuentra la mayor parte de la población. Dado que se trata de una especie muy fragmentada, deberían realizarse estudios sobre la relación genética de la población murciana con las de Alicante y sudoeste peninsular, con el propósito de establecer la viabilidad de futuras reintroducciones con material procedente de estas localidades.