miércoles, 22 de mayo de 2013

Halcón peregrino, el ave maestra


Ninguna otra ave puede disputar al Halcón Peregrino el dominio de los cielos. Su maestría en el vuelo es tal que, con un poderoso enderezamiento, puede subir casi en vertical o caer en picado a más de 200 kilómetros por hora, por lo que tiene el récord de velocidad en el reino animal.
El hombre se ha aprovechado  los dones naturales de estas aves para la caza. Su manera de cazar es muy elaborada y con frecuencia la captura de una presa es el resultado del ataque combinado de macho y hembra. Esta, un tercio más gruesa que el macho. llamado por ello «terzuelo», cae sobre la caza que su compañero, más ágil, ha espantado surgiendo como un bólido a ras de tierra.
El trampeo, la destrucción de nidos y la intoxicación con pesticidas agrícolas, que absorben con las presas, han acelerado de manera dramática la disminución de estos halcones. 
Largas alas puntiagudas y cola larga; el macho tiene dorso gris pizarroso, partes inferiores listadas, grandes bigotes negros; la hembra es más grande y más parda; vuelo característico, alternando rápidos aleteos y largos planeos.
 Anida en depresiones desnudas sobre bordes rocosos o en nidos abandonados de otras especies; generalmente pone entre marzo y abril 3 ó 4 huevos pardo-rojizos; incubación, de 28 a 30 días, principalmente por la hembra; los pollos, alimentados por ambos padres, dejan el nido después de unos 40 días.







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